Dormir es una necesidad fisiológica vital, imprescindible para mantener el equilibrio de nuestro organismo, es tan importante como la alimentación. Un mal descanso tiene consecuencias negativas tanto a nivel físico como psicológico que afectan al rendimiento motor y cognitivo, también al estado de ánimo y el humor, así como al metabolismo y otras variables hormonales y metabólicas además de favorecer el desarrollo de enfermedades. Atendiendo a una entrevista del Doctor Juan Pareja Grande responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, donde señala que a nivel físico “un descanso nocturno inadecuado provoca cansancio, somnolencia, disminución de atención y concentración, lentitud de pensamiento e irritabilidad” y añade que a nivel psicológico “la derivación crónica de sueño suele favorecer el desarrollo de enfermedades como depresión y ansiedad”.
Mantener unos hábitos saludables como seguir un horario de sueño organizado y estable, evitar el alcohol y los estimulantes por la noche, tener una buena alimentación, realizar ejercicio físico a diario o aprender a gestionar las preocupaciones y el estrés nos ayudarán mucho a tener un mejor descanso. Igual de importante es que el ambiente del dormitorio sea adecuado. Es decir, que parámetros como la temperatura, la humedad, el ruido exterior o la calidad del aire interior estén controlados y dentro de unos valores adecuados. La gran noticia es que, si vives en una Passivhaus, no tendrás que preocuparte por tener un ambiente interior agradable ya que dispondrás siempre de un elevado grado de confort que favorecerá el sueño de calidad de todos sus usuarios. Esto gracias a que las casas pasivas están muy bien aisladas térmica y acústicamente, no tienen infiltraciones de aire, previenen las condensaciones superficiales e intersticiales y su sistema de ventilación mecánica renueva constantemente el aire interior, controlando las concentraciones de CO2 y de humedad. Y, ¿por qué es tan importante cuidar el lugar de descanso? Pues bien, cuando dormimos con frío o calor excesivo, por ejemplo, en nuestro cerebro se producen micro despertares que alteran el ritmo normal del sueño, así como si tenemos un ambiente seco reseca la boca y se dificulta la respiración, el ruido ambiental afecta a la capacidad de alcanzar las fases más profundas del sueño y unos niveles de CO2 por encima de 1000 ppm provocan que el descanso y la regeneración del cuerpo se resientan. El resultado es que despertamos por la mañana con la sensación de no haber descansado o con malestar corporal.
Dormir bien y tener un sueño reparador es una necesidad que podemos cubrir si atendemos también al espacio físico donde dormimos, algo que a veces se nos olvida. Los espacios donde habitamos pueden hacer más por nosotros que simplemente cobijarnos y resguardarnos, la arquitectura está al servicio de la sociedad y con el estándar de construcción PassivHaus se consigue contribuir en la mejora de la salud.