Como se ha hablado en artículos anteriores, la ventana en un edificio tiene gran importancia ya que si no te estudia, puede suponer una fuente de pérdida de energía tanto en invierno (perdiendo calor) como en verano (perdiendo frío). Es el elemento más débil de la envolvente y a la vez al que más prestaciones se le exige. La ventana es una combinación de carpintería y vidrio, por lo tanto es fundamental elegir un vidrio que aproveche las propiedades del perfil elegido.
¿Cómo elegir el tipo de vidrio?
El tipo de vidrio instalado en una ventana tiene un impacto directo en demanda de energía del edificio, la luminosidad, el confort, etc. Las principales propiedades que definen la calidad de un vidrio y que afectan a la eficiencia de la ventana son:
- Transmitancia térmica o Coeficiente U, que representa el flujo de calor entre la cara interior y la exterior.
- Factor solar (g), que es la relación entre la energía solar que incide en el vidrio y la que atraviesa éste.
Cuanto menor sea la transmitancia térmica mejores propiedades aislantes tendrá ese vidrio. Sin embargo, el factor solar ideal depende del clima, en climas cálidos interesa que este factor sea lo más bajo posible para que no entre calor a través del vidrio y la casa se mantenga fresca. En cambio, en climas fríos, nos puede interesar que este valor sea alto para aprovechar este calor durante el invierno. La ventaja, es que el factor solar puede ser modificado mediante elementos externos como persianas, toldos, ventanas mallorquinas, etc. pero el coeficiente U es algo inamovible. En definitiva, la elección del vidrio debe ser tomada atendiendo a las necesidades de cada proyecto.
Mejorando las prestaciones del vidrio
A lo largo de los años se han desarrollado nuevas tipologías de vidrios, con el objetivo de mejorar dichas propiedades. El primer paso fue la transición de vidrio simple monolítico a doble o triple vidrio, mejorando así la transmitancia térmica. Pero además, se pueden someter a un tratamiento consistente en depositar sobre el vidrio una serie de capas metales, obteniendo así los conocidos como vidrios de capas. Con este proceso de fabricación, se consiguen unos vidrios de altas prestaciones, clasificados en:
- Vidrios bajo emisivos: reducen pérdidas de energía del interior hacia el exterior
- Vidrios de control solar: evitan ganancias energéticas del exterior (radiación solar)
- Vidrios de comportamiento dual: combinan propiedades bajo emisivos con control solar.
Actualmente, los vidrios monolíticos simples han dejado de utilizarse y generalmente se colocan vidrios dobles o triples de capas. Hay que tener en cuenta que para que los vidrios trabaje de manera óptima debe estar colocado debidamente, es decir, un vidrio de control solar hacia el exterior y un vidrio bajo emisivo en la parte interior.
El espesor de las cámaras entre vidrios también es importante. Lo ideal es que las cámaras sean de 16 mm o 18 mm, pero si además tienen gas argón en su interior, este potencia el comportamiento de los vidrios de capa en contacto con la cámara.
En cuanto al aspecto estético, los vidrios pueden ser neutros o reflectantes (color). Esta característica es especialmente importante en edificios residenciales, donde la luminosidad tiene un valor especial y la transmisión luminosa de los vidrios debería ser alta, en torno a un 70-80%. Un vidrio reflectante hará disminuir este valor.
Conclusiones
Un acristalamiento eficiente es aquel que proporciona aislamiento térmico, aislamiento acústico, seguridad, filtra los rayos UV desde el exterior pero aporta transparencia y luminosidad al interior.
Los vidrios ocupan la mayor parte de la superficie de una ventana que separa el interior del exterior y son clave para conseguir unas buenas condiciones de confort.